Esta receta se ha preparado en mi casa desde siempre (me recuerda muchísimo a mi abuela), era lo que se comía por Navidad, porque antes el pollo era una cosa extraordinaria de la cual no se disponía todos los días, y para ello había que prepararlo de una manera fácil y sabrosa y que mejor que una buena pepitoria que, además si tienes la suerte de tener un buen azafrán y lo añades durante la cocción le dará el toque definitivo.
Una cosa más, los niños lo comen estupendamente porque tiene un sabor muy suave. Yo lo suelo acompañar de arroz blanco y queda perfecto. Buen provecho.
Ingredientes: (para 4 personas)
1 pollo cortado en trozos y sin piel
1/2 cebolla
30 gr de almendras crudas
1 vaso pequeño de vino blanco
1 diente de ajo
2 zanahorias grandes
Aceite de oliva
Harina
Sal
Colorante
5 hebras de azafrán (opcional)
Preparación:
En una sartén ponemos el aceite a calentar.
Salpimentamos el pollo y lo rebozamos en harina.
En el momento que el aceite está caliente añadimos el pollo y lo freímos hasta que este doradito y los vamos poniendo en una cacerola.
Cuando hemos terminado con el pollo apartamos el aceite y dejamos en la sartén como 2 o 3 cucharadas.
Para preparar la pepitoria, cortamos la cebolla en trozos pequeñitos y la pochamos en la sartén. Mientras tanto ponemos en un mortero las almendras, el diente de ajo y la sal y lo majamos hasta que las almendras se rompan un poco y queden trocitos pequeños.
Cuando la cebolla está hecha le ponemos una cucharada de harina y la movemos para que se tueste un poco. A continuación añadimos la mezcla del mortero, el vaso de vino blanco y un poco de colorante, y lo llevamos a ebullición durante 1 o 2 minutos para que se evapore el alcohol.
A la cacerola con el pollo le añadimos las dos zanahorias cortadas en rodajas y la salsa de la sartén, y lo cocemos durante unos veinte minutos o hasta que veamos que el pollo esta tierno.
Si vemos que la salsa queda muy espesa se puede aligerar con un poquito de agua.
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